dilluns, 14 de desembre del 2015

Rojo

     Era de noche. Tarde, muy tarde. la noche era cálida pero fría al mismo tiempo, ideal para llevar a cabo lo que quería hacer. El viento soplaba suave y movía las hojas de los majestuosos arboles, lentamente, como una danza celestial. Tenia que llegar a tiempo para realizar mi gran sorpresa, seguro que le encantaría. Las calles estaban vacías y esto daba una sensación de bienestar muy relajante. Era una noche perfecta. En la mochila tenia los pétalos de rosa junto con su fragancia. También llevaba las sabanas de seda blanca para el contraste con el rojo de los pétalos de la bella flor. Lo había calculado todo a la perfección, de manera que todo encajaría. Los pétalos rojos contrastaban con el color azul de los ojos de aquella chica preciosa y la seda blanca era lisa como su pálida piel.

     Cuando llegué a la habitación del hotel donde habíamos quedado, me cambié la ropa. Me puse un traje formal con corbata, yo iría blanco y negro menos la corbata, que sería roja. Después, decoré la habitación. Una vez colocadas las velas, puse la tela de seda blanca sobre la cama y le puse los pétalos, muy rojos, encima. También puse la fragancia i acabé colocando las rosas en los extremos de la cama. Acabada mi tarea solo tenia que esperar a mi invitada, ella se pensaba que venia a hacer un casting pero la realidad era otra de muy distinta. Me amagué la sorpresa debajo de mi camisa i ella llegó. Iba perfecta para la ocasión, llevaba puestos unos tacones negros, un vestido corto de color rojo y su melena pelirroja flotaba en su espalda pálida. Mi intención era hacerla creer que tenia segundas intenciones, que la quería seducir, y lo conseguí.

     Poco a Poco me fui acercando hacia ella, sus ojos me miraban con deseo. Estábamos a pocos centímetros el uno del otro y nos miramos durante un minuto eterno. Sin decir nada, la chica se fue acercando hasta que nuestros labios se tocaron y me besó muy delicadamente. El ritmo de la pasión fue subiendo y, cuando la tuve sujetada a la cama, la inmovilicé. Aquella seria mi obra maestra, agarré el cuchillo de carnicero de mi padre y empecé a hacerle cosquillas. Lentamente la chica empezó a suplicarme que no lo hiciese, sin embargo la adrenalina de mi cuerpo subía al mismo ritmo que sus suplicas. Cuando realicé el primer cote en aquella piel tan delicada i pálida un grito espantoso surgió de su boca. Con el cuchillo bien agarrado con mi mano izquierda le corté la garganta acabando así con su sufrimiento. Cuando acabé con ella cogí una rosa y la coloqué donde había clavado el cuchillo y puse el cuerpo sin vida encima de la seda blanca con los pétalos. Era la combinación perfecta, un matiz blanco y rojo y una chica preciosa. Sin duda alguna aquella era mi gran obra.

     Meses después, una mañana mientras me preparaba para ir a trabajar en la carnicería, entraron muchos policías en mi casa y me llevaron a prisión por la obra de arte que había realizado. Actualmente aún estoy allí, todos los presos que hay me tratan mal día a día, pero ellos no entienden lo que hice aquel día. En mi celda no hay nadie más que yo, consideran que soy un maniático y que no me puedo ver con nadie, especialmente si son mujeres. Todo va a acabar dentro de unos días, he oído que un grupo de presos quiere entrar en mi celda y me quieren hacer lo mismo que yo hice a la pelirroja.




Este texto solo es un fragmento, el final no tiene perqué ser el que se muestra.

Atentamente, EC.

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